La importancia de sanar los linajes
El linaje es la línea ancestral de la que se procede. Contiene a todos tus antepasados y descendientes. El linaje se mantiene vivo siempre y cuando un clan no se extinga. Limpiarlo de creencias tóxicas y programas limitantes resulta necesario si lo que se desea es la supervivencia de la familia y una mejor calidad de vida. La mayor parte de enfermedades son heredadas y se originan debido a una mala gestión de las emociones. Esa energía emocional se graba y deja una impronta, una huella inconsciente que no se ve físicamente, pero que se manifiesta de generación en generación en síntomas, conductas, pensamientos, comportamientos y repetición de patrones de todos o varios miembros de la familia. A medida que como integrante de una familia seas cada vez más consciente, mantendrás una coherencia integral que no solamente repercutirá positivamente en ti sino en todos los miembros de ese clan, consciente o inconscientemente.
En las terapias y en muchas formaciones que ofrezco, lo primero que me interesa es detectar cuán libre de la toxicidad familiar te encuentras ya que para poder aceptar o alinearse con una nueva vibración (cualquier terapia o formación que inicies corresponde a una nueva frecuencia que dejas entrar en ti), hay que estar lo más vacío posible de esos patrones de interferencia que han acompañado de modo ancestral a una persona. Una vez que se han detectado los bloqueos y trabajado con ellos, es posible centrarse en el siguiente paso.
Sin sanar los linajes, sin equilibrar las energías femenina, masculina, sistémica e íntima no se puede comenzar ningún proceso de evolución. Primero hay que vaciarse, retornar lo más posible al punto cero y partir desde una base limpia y sana.
Toda la carga ancestral se refleja en los chacras ubicados dentro del cuerpo etérico. Es posible ver dentro de cada centro de conciencia todas las limitaciones por las que un clan tuvo que atravesar. Siempre es posible reprogramar lo que se vea allí instalado, por eso el trabajo interior es tan importante. Una vez detectados esos nudos de inconsciencia hay que trabajarlos para cerrar esos ciclos abiertos desde el origen mismo de una familia y comenzar a vivir desde la responsabilidad que otorga la propia vida y no la de miles y miles de generaciones que nos antecedieron.
Nos enfermamos inconscientemente, ya sea emocional, mental, espiritual o físicamente. Si fuéramos conscientes del para qué nos ocurre cada suceso de nuestra vida tendríamos una vida de paz y armonía. Los síntomas o los conflictos se hacen presentes para mostrarnos algo. Se manifiestan en cada uno del modo en que el inconsciente familiar esté programado, siguiendo unos patrones y codificaciones únicas. Por eso es tan importante el estudio ancestral, porque la información que reside en el cuerpo de una persona es muchísima y es única. Por más que se reitere un síntoma o enfermedad en más de una persona, la codificación, el origen que generó ese conflicto es único e irrepetible porque las experiencias de cada ser lo son.
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