La herida ancestral femenina y la importancia de sanarla.
El segundo chacra es la sede de la creación y de la gestación en todas sus formas. Cuando se trabaja sobre el cuerpo multidimensional de una mujer, es posible ver la herida ancestral que porta. Es como una cicatriz física y en su interior se encuentra la información de las memorias de dolor que su linaje ha cargado desde el comienzo de la vida en este plano y que es compartida con todas las mujeres de su clan. No se trata de un mito sino de una realidad. La herida ancestral existe y se manifiesta en las mujeres en dolencias físicas de los órganos sexuales o en desequilibrios hormonales. Cuando esta marca se detecta, se reequilibra todo el sistema sutil de la mujer, se conoce cuál es esa herida para que cada una pueda sanar mediante el ejercicio de la consciencia. El para qué se carga con esa herida, cómo hacer para que no más mujeres de la familia la sigan arrastrando y transformar los patrones de interferencia que hay en su interior cambiándolos a la frecuencia del amor.
Solamente iluminando esa herida sin desprecio sino desde el amor que brinda la compasión se estará en condiciones de sanar lo que esté al alcance.
La terapia consiste en:
- Reconocer la herida ancestral de quien consulta
- Restaurar los órganos sexuales y recibir información de los mismos. Si están enfermos se sabe el para qué o de qué modo hay que concluir con las memorias albergadas que aún están allí haciendo daño
- Reparar mediante la asistencia de la frecuencia oro rosa, la vibración sagrada del linaje femenino, los bloqueos energéticos que han ocasionado los conflictos o enfermedad.
- Sellar con un entretejido oro rosa el segundo chacra para elevar así su vibración y que el poder creativo que se alberga en ese centro de consciencia pueda elevarse y potenciarse.
Se hace a distancia. La hago sola y luego hablamos. Se entregan ejercicios que hayan surgido de la terapia.
Esta maravillosa terapia forma parte de la vibración de la flor de lis, emblema del linaje crístico, cuya vibración madre es la frecuencia de la rosa perteneciente a las enseñanzas del Amado Maestro Jesús y la Amada Maestra María Magdalena.
