La importancia de actualizar el campo mental
En nuestro cerebro reside la clave de la liberación. Libertad y desapego de programaciones y codificaciones impuestas. La mejor manera de tener la vida que deseamos es siendo sinceros con nosotros mismos. ¿Quién eres? ¿Quién quieres ser? Cuando hablas, ¿eres tú el que hablas o son tus programas y codificaciones que se expresan a través de ti?. En definitiva, ¿eres un ser humano libre, sin apegos y sin creencias que te condicionan o eres un ser carente, lleno de miedos, limitaciones, obstáculos, problemas, sucesos que no entiendes, rodeado de seres que te generan rechazo, confusión, malestar, que te bajan el nivel vibratorio y que tu mismo te bajas el nivel vibratorio con los pensamientos que piensas o que te piensan en tu interior?. ¿Eres un ser humano denso cognitivamente, estructurado mentalmente, programado desde la infancia a comportarte de un determinado modo? ¿Cargas con patrones ancestrales, puedes identificar mejor tus sombras a tu luz por más pequeño sea éste el código de porcentaje lumínico que traes de origen? Sé sincero y responde.
Genéticamente estamos programados a actuar de determinado modo, a atraer experiencias que nos generan odio, rabia, impotencia, confusión, crisis, miedo, enfermedad y emociones afines. Genéticamente estamos programados para sentir separación y genéticamente estamos programados para vivir dentro de programas como si se tratase de una muñeca rusa. Un programa dentro de otro. Nuestra tarea como raza humana consciente y despierta es ir deshaciendo y desmontando esos programas, esas codificaciones que no nos permiten ver la verdadera realidad que está fuera de este holograma. Claro, ¿cómo vamos a verla si la densidad mental que tenemos es demasiada?.
Muchos dicen que quieren sanar, pero para sanar se necesita expandir la consciencia, dejar de creer lo que toda tu vida has creído y comenzar a abrirte a nuevas y posibles realidades. Siempre he sostenido que esto que vivimos como presente o pasado en realidad no es tal. Solo en este plano tierra se conoce el tiempo como lineal. La mente humana es incapaz de imaginar que el tiempo no existe. Aunque muchos ya lo saben y eso es una buena noticia, pero en realidad, la idea es más lógica aunque más compleja de integrar para la mente humana: se viene desde el futuro a abrir consciencia, a ayudar a despertar, a desactivar y activar, a actualizar y desprogramar.
Las respuestas siempre son internas. Quien tenga una visión desfavorable del mundo es porque es esa visión generada y vivida internamente que se proyecta fuera. Hay tantas visiones como niveles de consciencia humana. Cuanto más expandes tu mente, más comprendes la importancia de la unidad. Nos han enseñado a activar los chacras por separado, a pensar con la mente y a sentir con el corazón, nos han enseñado la biología del cuerpo humano por separado, órgano por órgano. No nos han enseñado a ir allí donde está la clave de la sanación que es la consciencia. Nos hablan de la glándula pineal y hay mil ejercicios para activarla, otra vez, por separado del timo, del corazón, del hipotálamo, del tálamo o del cerebelo. Nos han enseñado qué es el hemisferio izquierdo y qué el derecho, qué es lo masculino y lo femenino. Siempre, todo por separado. No nos han dicho cómo hacer para vivir unidos a los dos hemisferios, cómo unir las dos energías, como ser una unidad. La clave está allí, en ese cerebro lleno de codificaciones y programaciones que hay que desactivar para que entre la luz que duerme. Para que se activen los verdaderos códigos, los de origen y la memoria de luz se ensamble, se encaje en nuestra mente.
Podrás tener un dolor en el pie, o una enfermedad en la rodilla, pero no sanarás hasta que desactives aquello que te predispone a caer en densidad de vibración. Y esa llave de desactivación está en el cerebro, pero el cerebro que trabaja unido, no el hipotálamo por un lado y la pituitaria por otro.
Hazte la pregunta de quién eres realmente. Solamente si conoces tu mente, si estás libre de programaciones implantadas podrás responderla en una décima de segundo.
