Técnica del Perdón
La energía del perdón (externo) está muy relacionada a la de la culpa. Lo más frecuente es pensar que como el otro nos ha hecho algo es culpable del daño que nos ha ocasionado y eso nos dificulta el perdonarlo. Sin embargo, a nivel inconsciente, (el 98% de nuestro ser lo es), la culpa no existe, por lo tanto podremos estar luchando toda la vida intentando perdonar a alguien o algo ocurrido y será imposible porque nuestro cerebro no podrá identificar lo que nos afecta por el mero hecho de considerarlo inexistente.
Nuestro inconsciente no reconoce la culpa, pero si reconoce responsabilidades y aunque pueda parecer lo mismo dicho con palabras diferentes, no lo es. Y sólo reconoce responsabilidades propias no ajenas puesto que la segunda regla del inconsciente es que la otra persona no existe, siempre es un espejo dual: positivo o negativo que nos refleja una realidad interna, un estado de conciencia. Entonces, ¿cómo se perdona a alguien? Perdonar a alguien es imposible. El único perdón que existe es con uno mismo. Cuando somos capaces de mirar la realidad desde esta perspectiva se produce una liberación y sanación internas. Dejamos de centrar la artillería en el afuera y apuntamos todo el arsenal hacia nosotros mismos, pero no para auto flagelarnos sino para ver hasta qué punto somos capaces de ser compasivos con nosotros mismos y sinceros.
Si vemos engaño, traición, injusticia o ira fuera, lo que tenemos que preguntarnos sabiendo que el otro no existe y que funciona como un espejo es, ¿en qué me estoy engañando, traicionando, siendo injusto y por qué siento esta rabia? Si somos capaces de hacer un auto análisis y responder con sensatez estas preguntas, seremos capaces de comenzar a cambiar nosotros la realidad que el afuera nos muestra. Debemos perdonarnos por no haber tenido el valor de abandonar una situación, por no habernos querido lo suficiente para alejarnos de una persona tóxica, por no habernos respetado y haber callado cuando sentíamos que éramos maltratados y así con todas las situaciones que hayamos experimentado. Perdonarnos de palabra y acto. Porque el verdadero perdón comienza cuando ponemos en marcha acciones que le muestren a nuestro inconsciente que somos capaces de alterar esos programas mentales a los que hemos estado expuestos durante muchísimo tiempo.
Desprogramar una creencia consiste en dedicar el mismo esfuerzo que generamos al crear el patrón nocivo. Seguramente en su momento, no eras consciente que estabas repitiendo un comportamiento de familia heredado o que ya lo traías en tu ADN de otros tiempos, lo positivo es que ahora crearás un nuevo comportamiento con consciencia. Es decir que todo tu cerebro concsiente e inconsciente estarán trabajando a la par para transformar un vicio en un hábito saludable. Éste se crea repitiendo una acción durante 21 días. Si antes te levantabas a las 9 y era muy tarde, ahora te despiertas a las 6. Se trata de mostrar, actuar. No solamente decretar con la palabra sino mover tu cuerpo para lograr algo. Nuestro inconsciente es físico. Ves los cambios inconscientes cuando en el físico te ocurren cosas como por ejemplo: ante una mala noticia, vomitas. Ante un examen se te seca la boca o si una persona te persigue tu corazón se acelera. Son todas respuestas de tu inconsciente.
El perdón exige acción y cuando actúas y comprendes que el perdón es siempre con uno mismo, el otro deja de importarte. Liberas todo ese odio y resentimiento y lo conviertes en compasión y acción.